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Presentación y contenido, aprendiendo a separar


La verdad es que últimamente me estoy dando cuenta del potencial que realmente se le puede sacar al arte de separar el contenido de una página web de la presentación. Para ello es imprescindible conocer las capacidades del HTML, así como el PHP, Perl o Javascript, para usarlo debidamente junto a un buen puñado de líneas (u hojas) de estilos CSS.

Supongo que todo el mundo comienza en el mundillo del diseño web utilizando algún programa como Frontpage, Dreamweaver (que por cierto, ya han sacado el 8) o incluso el novísimo NVU. En mi caso comencé con el FP y seguí con el Dreamweaver hace ya bastantes años, pero fue en verano del año pasado cuando decidí dar el salto al mundo del sólo-código. Pasar de todo programa de edición web que generaba esos códigos HTML tan pesados y llenos de basura inservible -y que conste que soy consciente de lo dificil que es crear una aplicación que genere un código HTML a partir de acciones visuales y sea lo mayor efectivo posible-.

Asi que, comencé a examinar guías de HTML, aprender los elementos que lo formaban, de por qué no se deben usar elementos propietarios, de por que el estándar era bueno, aprendiendo a pasar la validación W3C en mi web, pero sobretodo, a generar mi propia página web con un simple bloc de notas mejorado.

Desde entonces he notado la mejoría, y bastante... Sobretodo al mirar cómo antes un documento HTML podía llegar a pesar más de 200kb y ahora, de apariencia idéntica, no sobrepasa los 15kb, con la consiguiente velocidad de carga de la web en el navegador al transmitir menos cantidad de información, el poder modificar rápidamente la tipografía de los enlaces, el tamaño de las fuentes que están dentro de una tabla, la justificación de un párrafo que a diferencia de otro debe ser centrado, etc...

El objetivo de mi entrada en el blog es animar a aquellos que aún usan un editor, a dar el salto, a diferenciar realmente la potencia que existe de escribir código, a diseñar visualmente, a hacer compatible una web con el máximo número de navegadores y no un triste «Se ve mejor en Internet Explorer 6». Al principio puede que cueste, pero os puedo asegurar que merece la pena.

David, Joaquín, el cliente y el lechero es un pequeño relato escrito por Diego, de Minid.net el cuál cuenta un poco más sobre esta historia de la separación de la presentación del contenido, y la importancia del CSS de obligada lectura.