La historia de Another World

Another World fue un juego lanzado en 1991 por la empresa francesa Delphine Software y más concretamente por Éric Chahi, quién adquirió los derechos posteriormente.

El juego, aunque no tuvo una gran repercusión en el mercado, disfrutó de una gran crítica, y no era para menos.

Mientras que la mayoría de los juegos de la época eran monótonos y «cuadriculados», Another World innovó introduciendo cinemáticas frecuentes, una buena historia y un realismo en el movimiento o acciones de los personajes que era una maravilla.

El juego tenía ciertas características que nos encantan a los amantes de estos viejos juegos abandonware:

• Vidas ilimitadas: No tenías que preocuparte como en otros juegos por las vidas del personaje, ya que son infinitas.
• Checkpoints: El juego no te permitía guardar partida, pero cada cierto tiempo podías empezar desde un punto concreto que fijaba el juego. En cada nivel, te daba una clave de acceso para no tener que comenzar desde el principio.
• Morir: En este juego puedes morir (de hecho, con total seguridad, morirás). Pero no te preocupes. El juego se basa en esa premisa. Al morir, debes pensar en una alternativa para que no vuelva a ocurrir. Precisamente ahí estaba la gracia del juego, en la capacidad del jugador para improvisar soluciones e ir resolviendo los problemas que aparecían constantemente.
• Usabilidad: El juego se caracterizaba en que sólo usando los cursores (y dos botones) puedes hacer una larga lista de acciones, que varían dependiendo del contexto (donde estas, el momento concreto, que cosas tienes, etc...).

Intro

Me llamo Lester Knight Chaykin y soy físico. Hace mucho tiempo, durante una terrible tormenta, decidí ir al laboratorio para seguir con mi investigación.

Llevaba ya bastante tiempo desarrollando un experimento en el que tenía bastantes esperanzas. Un sincrotrón. Después de algunos días trabajando con cálculos y parámetros teóricos, había conseguido una fórmula interesante que tenía ganas de llevar a la práctica.

Descendí en el ascensor del laboratorio y teclee mi contraseña personal: 4511932. Tras identificarme en el sistema, tomé asiento para introducir los parámetros y poner en funcionamiento el proyecto 23.

Mientras se preparaba el experimento, abrí y me tomé una coca-cola. Al parecer, la tormenta decidió irrumpir en mi laboratorio de forma que interfirió con mi experimento y, tras varios desafortunados sucesos, estalló en mil pedazos. Oscuridad.

Nivel 1: El nuevo mundo

Por suerte para mi, no me hizo ningún daño. Sólo alcancé a ver un intenso fogonazo y de repente encontrarme en un tanque de agua o una piscina.

Salí rápidamente y totalmente conmocionado. Sentí como algo me rozaba los pies cuando estaba en el agua, por lo que me alejé como pude de aquel lugar.

¿Donde estaba? Al parecer mi experimento me había teletransportado. ¿Algún tiempo futuro? No, esas dos lunas, la orografía... Todo lo descarta... Debe ser otro mundo...

Buscando una salida, comencé a caminar hasta encontrarme con unos extraños gusanos. Estaban por todas partes... ¡Hasta en el techo! Fui aplastándolos uno a uno, con mucho cuidado, ya que parecían tener unas cuchillas retráctiles que me podrían hacer daño.

La fauna del lugar era desconocida para mi y no sabía con que me podría encontrar. También se estaban produciendo temblores y desprendimientos que cada vez iban a más. Debía tener cuidado.

Una vez me deshice de todos los gusanos y tenía vía libre... ¡wow! Me aparece inesperadamente en el camino ¡un león! (o el equivalente autóctono del lugar).

Empecé a correr en sentido contrario, rebuscando en mi memoria si habría algún lugar donde meterme para escapar. Por suerte, el león se tropieza y pude ganar algo de ventaja.

Llegué a una roca sin salida, de donde colgaba una liana. Como el león me tenía acorralado no tuve más remedio que saltar y agarrarme a ella, que con el impulso me llevó nuevamente a la piscina. Volvía a tener algo de ventaja, así que empecé a correr de nuevo.

Cuando sentía el aliento del león casi encima mío, un encapuchado me lanza al suelo y dispara al león, desplomándolo por completo.

Agradecido por haberme salvado la vida, intenté comunicarme con esta raza, levantando la mano en señal de saludo y sonriendo un poco. Sin embargo, el semblante totalmente serio y silencioso del encapuchado empezaba a preocuparme.

Disparo. Oscuridad de nuevo.

Nivel 2: Prisionero

Cuando abrí los ojos lo primero que veo es la cara de un humanoide que desconozco. Estabamos los dos en una jaula colgante.

Parece que estamos en alguna clase de prisión. A lo lejos veo varios humanoides -similares a mi compañero de jaula- trabajando. Debajo de nosotros, el encapuchado guarda su túnica en un compartimento y empieza a hacer la ronda, mirando de vez en cuando hacia arriba.

Se me ocurrió empezar a balancear la jaula, a ver si conseguía desestabilizarla. Desgraciadamente, el guardia se da cuenta de mis intenciones y dispara para alertar al resto.

Eso si, fue lo poco que pudo hacer antes de reaccionar, ya que la jaula cede y cae sobre él. Ahora todos los ojos estaban sobre nosotros. Era el momento de actuar, había visto algunos robots droides por ahí.

Salté de la jaula, pensando que hacer para escapar de ese lugar. El prisionero me hace señas y me indica la dirección de la salida (buenamente y en su idioma, claro) por lo que cojo la pistola del guardia y me dedico a abrirme paso entre las numerosas celdas de la prisión.

Mientras me deshago de los guardias que aparecen y voy aprendiendo a utilizar la pistola (tiene dos modos de disparo y un sistema para crear escudos), mi amigo se ocupa de abrir las puertas que nos bloquean el paso.

Una vez desbloqueada y pasada la puerta, llegamos a un elevador. Al entrar en el, subimos hasta la parte superior de la torre, donde hay un pequeño ventanal donde hay unas impresionantes vistas de la ciudad... ¡Dios mío! ¿Como saldremos de aquí sin que nos encuentren?

Volvemos al elevador y descubrimos dos plantas inferiores más. En la primera, hay una puerta bloqueando el paso. Sin embargo si la destruyo, el guardia oirá el ruido y abrirá la puerta eléctrica (la puerta triple).

Sin embargo, en la última planta, hay un circuito que se encarga de abrir las puertas eléctricas. Rápidamente, voy hasta allí y disparo sobre él, destruyéndolo.

Entre mi amigo y yo, avanzamos entre puertas y elevadores, hasta llegar a una puerta cerrada herméticamente. ¡Maldición! Se oye un guardia trastear desde el otro lado, y la pistola se ha quedado sin carga... ¡No dispara!

Mi amigo me abre una alcantarilla y me indica que escape por ahí... ¡Pero que pasará con él! ¿Que haré sin su ayuda?

Me desplacé rodando por las alcantarillas, teniendo cuidado de los chorros de vapor y las grandes alturas, hasta llegar a la parte inferior de las alcantarillas.

Allí encontré una plataforma para recargar la pistola. Una vez dentro, flotaba mientras sentía una agradable sensación de energía fluyendo a mi alrededor. ¡Cuantas cosas habían pasado! Y pensar que hasta hace poco tiempo estaba en mi laboratorio examinando un experimento...

Destruí las puertas que bloqueaban el paso y salí al exterior. Muchos guardias pasaban por allí, pero aproveché la confusión para deshacerme de los que pude y saltar al otro lado del puente, donde destruiría una pared y entraría en el interior de una gruta.

Nivel 3: Las grutas

La gruta estaba totalmente húmeda y oscura. Como todas las grutas, vaya. Estuve un buen rato examinando las diferentes cuevas y caminos y encontré una cascada que me impide el paso (no se ve en el vídeo) para hacerme un mapa mental. Volví a la gruta. Había que tener cuidado con unas algas carnivoras que te podías encontrar por el suelo o el techo.

Destruí algunas puertas y paredes que encontré a mi paso. No sé si fue por ello, pero los desprendimientos comenzaban a ser peligrosos también en esta zona. Me fijé en un pequeño murciélago que sobrevolaba la estancia.

Me vendría genial atraer al murciélago a las estalactitas, para que una de las algas carnivoras lo atrapara a él y no a mi. Así pues, comencé a dispararle para llevarlo a la zona.

No hubo que insistir mucho, la malvada alga desde que se le acercó un poco, se lo tragó. Y mientras estaba ocupada, pude pasar trepando y llegar hasta una roca gigante, que destruí para trepar por ella.

Ahora volvía a estar en la parte superior de la gruta, pero después de haber destruido algunas cosas tras haber examinado toda la cueva. Tenía un plan.

Me acerqué al tabique que sostenía el tanque de agua con la intención de demolerlo. Nada más disparar, corrí hacia donde había venido para que el agua no me alcanzara y muriera ahogado. Conseguí escapar por los pelos, pero todo había salido como esperaba. Ahora tenía el agua donde quería.

Seguí avanzando y subí unas escaleras hasta pasar por la cascada (ahora vacía) y llegar al interior de un palacio o castillo. Anduve un buen rato por los pasillos. Por alguna razón me acordé de mi amigo... ¿Donde estaría ahora?

Me encontré con uno de los guardias más imbéciles que alcanza recordar mi memoria. Me lanzó unas granadas de luz al abrirse una puerta eléctrica. Me bastó con echarme atrás, para cerrar la compuerta, que la granada rebotara y escuchar la explosión en el interior.

Recargué mi pistola en una nueva plataforma de recarga que encontré y me decidí a seguir avanzando.

En la siguiente sala habían unas lámparas de cristal colgando del techo. Esperé a que el guardia que se reflejaba en ella se detuviera en el centro, para disparar a la cadena y le cayera una en la cabeza dejándolo fuera de combate.

Seguí examinando el castillo, pero me encontré con un guardia que me pilló desprevenido. De un golpe me tumbó al suelo, perdiendo la pistola. Me agarró por el pescuezo mientras me levantaba, y rápido de reflejos, me hice el inconsciente mientras me farfullaba algo en su idioma.

Con una patada en sus (intuyo) partes íntimas, conseguí que me soltara para retroceder, coger mi pistola y dispararle. ¡Por suerte salió todo bien! Seguí avanzando por el castillo, e intentando deshacerme de todos los guardias que encontraba a mi paso.

Unas lámparas colgaban del techo (e impedían el paso a mi amigo). Disparé a una de ellas para comprobar (con el ruido) si habían más guardias por la zona, pero estaba el camino limpio.

Más adelante, encontré nuevamente a mi viejo amigo el H₂O. No me malinterpretéis... Normalmente me encanta darme un baño, pero siempre y cuando sea en mi planeta natal.

Me preparé para el chapuzón. Tras bucear un rato, y coger aire un par de veces, pude destruir un circuito eléctrico que había en la parte baja. Seguí mi camino, encontrándome al guardia que vio el primer plano de la lámpara de cristal y posteriormente... ¡Una salida!

Sin embargo al derribar una puerta, comenzaron a dispararme. Cree varios escudos, pero eran demasiados. Me destruían enseguida las puertas y protecciones. Notaba que el fin llegaba poco a poco.

Finalmente, el camino terminó. Una puerta cerrada. ¡No había salida! Resistí como pude, pero se me acababa la suerte... De pronto desde el techo... ¡Apareció mi amigo! Me tendió una mano y me ayudó a salir de allí... justo a tiempo.

Nivel 4: Ciudad

Mi amigo entra en un lugar, donde le detienen dos guardias. Decido ir, sigilosamente por detrás del lugar, sin que me escuchen (aunque el segundo guardia sospecha, o escucha algo).

Sin embargo, los consigo pillar desprevenidos, eliminando a uno de los guardias, mientras mi amigo se encarga del otro. Escapamos de alli, hasta llegar a un pequeño precipicio.

Decidimos aprovechar una lona elástica para saltar a la otra parte. Mi amigo me lanza a mi, con lo que no hay problema, debido a mi peso. Sin embargo, el no tiene tanta suerte y se queda colgando de ella... ¡Debo ayudarlo! ¡Rápido!

Entro al interior del lugar, deshaciéndome de algunos guardias que encuentro a mi paso. Han dado la alarma, para encerrarme, y muchos están saliendo del recinto. No obstante, uno de los guardias, desarmado, se queda atrapado dentro de la estancia.

Pide ayuda para que lo dejen salir, pero irrumpí en la zona apuntándole con mi pistola mientras él levantaba las manos. Decidí no matarlo. Tenerlo aquí de rehén es lo único que me aseguraba que no me freirían a tiros.

Subo a la parte superior del recinto, donde elimino a un guardia, no antes de que suelte unas granadas de luz, que abrirán un hueco en la planta de abajo.

Me cargo otro guardia y destruyo el circuito eléctrico de la luz, ubicado en la planta baja de esa zona, a la que llego mediante un elevador.

Gracias a ello, puedo pasar sobre una rejilla (en el hueco que abrieron las granadas) y activar una palanca que abrirá las jaulas de los leones.

Bajo un nivel. ¡Uh! Reina el caos. Los guardias están ocupados deshaciéndose de los leones, por lo que aprovecho la confusión para escapar esquivando disparos, subir un nivel y activar una plataforma que permitirá a mi amigo escapar.

Después de usar otro tipo de elevador (que no tengo demasiada idea de como funciona), llegamos a un lugar donde hay una nave. Siento como si acabásemos de salir por el agujero donde mi amigo me tendió la mano.

Nivel 5: Final

Una vez en la nave, ésta desplegó un panel de control inmenso, lleno de botones. ¿Qué hago ahora? Pues lo que hubiera hecho cualquiera de nosotros, empezar a tocar botones como loco.

La nave salió a una gran superficie. Estabamos en un coliseo, donde se podían ver varios prisioneros luchando con leones y muchos espectadores.

Disparamos misiles y todo tipo de tecnologías que poseía ese aparato, hasta que al pulsar una secuencia de botones nos catapultó lejos de la nave, en nuestras cabinas independientes.

Yo caí en un templo-balneario, del que salí como siempre, entre disparos y escudos. Eliminé a varios guardias más, y seguí corriendo. ¡Oh! ¡Si es mi amigo! ¡Toda una aparición estelar! (Como ya viene siendo costumbre en él).

Seguimos escapando juntos, con la mala suerte de que un rayo alcanza la zona donde estaba y caigo al vacío.

Mi amigo me tiende una mano y evita que caiga al vacío. ¡Menos mal! Pero contra todo pronóstico, me empuja violentamente contra la pared y me da una fuerte patada que me deja totalmente sin fuerzas y desorientado.

Cuando alcanzo a mirarle a la cara me doy cuenta... ¡No es mi amigo! Esa mirada intensa roja, ¡parece un robot con su misma apariencia!

Mi amigo irrumpe de repente y comienza una igualada pelea en la que no se sabe quién podrá ganar. Mientras, intento arrastrarme como puedo, con las pocas fuerzas que me ha dejado para llegar hasta unas palancas que encontré al final del lugar.

Mi amigo es vencido y cae también al vacío, pero consigue agarrarse a una cornisa. El robot ahora viene hacia a mi, pero en un último esfuerzo, acciono una palanca que provoca un un haz de luz (justo por donde estaba caminando el robot) y lo destruye en mil pedazos.

Oigo como llegan más soldados. No tengo fuerzas para luchar con más de ellos. Acciono otra palanca que abre una compuerta en el techo y me arrastro hasta ella, teletransportándome al exterior.

Una vez en el exterior, alcanzo a ver, algo borroso, un dragón rojo. No sé si son alucinaciones. Intento moverme, pero no puedo, desplomándome en el suelo. Pero siento que mi amigo ha llegado, he sobrevivido... En otro mundo (Another World).

mayo

30

2010